¿Dónde estarás, Padre mío,
que no te puedo encontrar?
sigues, acaso, escondido
entre tu gran soledad;
eres acaso el suspiro,
de inmenso mar, esa sal;
eres inmenso delirio,
puerto que me salvará;
eres la estrella temprana,
ánima oculta en la flor,
sensibilidad de mi alma,
chispa de mi corazón:
eres la voz que me llama
con una silente voz...