🇳🇮Samuel Dixon🇳🇮

La rosa hechizada

 

Clavó sus ojos en una rosa roja
como quien pierde la vista de repente
y mediante la mirada transparente
puso el alma prisionera en la congoja.

Se hizo el necio para verla de cerquita
como todo moribundo se acercó
y la rosa que miraba despertó
ocultando de inmediato su carita.

Tuvo miedo de acercarse un poco más,
su intuición le preparaba otra llegada,
de saber que la pasión es la mirada
tierna capa que decía, ¿dónde estás?

Decidido puso andar su pensamiento
recordando la importancia de ser rudo;
al instante fue quedándose desnudo
para ver si a la gran rosa daba aliento.

¿Qué pasa lindo niño? Dijo la flor
¿Por qué solo con mirarme te despojas?
¿Acaso no ves la infancia de mis hojas
por la cual yo me resigno del calor?

Soy esa mujer tan brava y caprichosa,
esa que remata el alma a cada amante;
tengo el placer de perderme en todo instante,
a mí no me asusta cualquier mariposa.

Mostraré mi cara porque soy la rosa,
la que domina las aguas de la fuente:
no se dice lo que se ve entre la gente
porque todo muere como falsa cosa.

Abrió sus pétalos y alzó las propinas,
y tomándolo del cuello lo abrazó,
tan contento el desnudo fue y la besó;
pues la rosa lo clavó entre sus espinas.

                     Samuel Dixon [24/04/2022]