KEREN FELIZ

EL MAR ME PIDE

EL MAR ME PIDE

 

Una tarde de ilusa primavera

empecé a divagar sin rumbo fijo,

terminé arrodillada en la ribera

del océano aferrada a un crucifijo.

 

Mis ojos empapados en cruel llanto,

producto de pueriles imposibles,

uníanse al vaivén del suave manto

del piélago en su danza impredecible.

 

De mis labios emanaba una plegaria

que ahogada entre gélidos sollozos

se arrancaba de mi alma solitaria

de la cual sólo quedaban mil destrozos.

 

¿Dónde estás mi amado y eterno amigo,

dónde fuiste a olvidar la fiel promesa

de brindarme con ternura tu abrigo

en el tiempo de alegría y de tristeza?

 

Amor mío cuánto duele tu ausencia,

cuan sombría es la senda sin tus ojos,

me condenas a morir en la inclemencia

al cambiar bellas promesas por despojos.

 

Volveré a transitar la alba ribera

del mar calmo que ve cómo me desolas,

que me pide que le ofrende mis quimeras

pues con penas de agua y sal forja sus olas.