Soñamos cada noche que soñamos
la aventura de un sueño diferente,
con quimeras de amores que en la mente
más que soñar, del sueño imaginamos.
Soñamos con pensar que codiciamos
despertar con la ninfa más ardiente,
con sentirla despiertos nuevamente
incluso si del sueño despertamos.
Y es un sueño que nunca se consuma,
te despiertas y no hallas a esa diosa
que en el sueño te amaba tan dichosa.
Se disipa ese sueño con la bruma
y no hay sueño, ni diosa, ni aventura,
solo añoranza y falta de cordura.