La vida sigue su ruta
celebrando más abriles
contenta y con energía
sobre unos mares temibles
moviéndose intensamente
superando cada agüite.
La vida, la dulce vida
no es vida si no la vives,
persiguiendo los ensueños
que te lleven, que te inviten,
a marcar la diferencia
en un mundo que te embiste
con malévolas acciones
que te animan, o deprimen,
que te cansan, o entristecen;
o que el corazón te indignen,
produciendo más quimeras
que te ofuscan o te afligen.
Pero aún con tantas cargas
y aunque el paso se marchite
por la vida iré avanzando
con los pasos que camine
hacia el frente y sin pararme
aunque el paso más se agite
porque llevo la bandera
de nunca, nunca, rendirme,
aunque vengan los fantasmas,
aunque el miedo me cobije
porque seguiré luchando
y alcanzando lo que quise
porque seguiré creyendo
que el amor en mi persiste.
Y aunque vengan huracanes
a poner el alma triste
con la luz que hay en mis ojos
que nunca piensen destruirme
los sueños que voy soñando
los sueños que dentro viven
cual gotas de savia pura
que en mis venas se coligen
y el amor siguen cargando
porque nunca está en declive.
Y por eso en este día
nuevamente se redime
la esperanza de la vida
que mi corazón concibe
como luz de la lumbrera
que el sendero me ilumine
para seguir caminando
que la vida sigue y sigue
en busca de su futuro
porque en el futuro vive
al pensar en la utopía
que ojalá, que pronto pinte,
el futuro de mis sueños
donde vivan los escuincles
sin guerras y sin tristezas
y que el amor los anime
a vivir con alegrías
que anulen sus caras tristes…
Eso pido… y eso quiero,
antes, antes… ¡de morirme!