Del silencio,
dos cristales de nieve,
únicos e irrepetibles en la eternidad,
han bajado silenciosos
por las faldas de un arcoíris sin sol;
vienen a conocer el mundo
que su Padre creo.
Amor, para mí eres un cristal de nieve,
que bajó de la eternidad;
y encontrarte ha sido difícil
después de tanto bregar.
Amor, sácate la escafandra;
seamos feliz nuevamente,
déjate de seguir ballenas;
seamos una paloma
con plumas tricolores
volando a las estrellas.
Sacúdete de materia
y rastrojos de pantano,
limpiemos nuestros ojos
para que iluminen la mente
y arropemos a nuestra alma
con este corazón ardiente.
Seamos como la luz
que pinta la hermosa flor,
irisemos el corazón
con los pinceles dorados
de este Gran Amor.
Seamos como la nube y el viento,
cabalguemos las praderas
de nuestros corazones;
oxinémoslas de silencios,
sembrémoslas de inocencia
y perfumes de universos.