Bese sus labios como si fuese un dulce exquisito, como si del néctar de la vida eterna se tratara, me sumergí tan adentro a las aguas de sus tentaciones, su boca fue un imán, sus labios pasión, ¡su lengua! Su lengua me hizo perder la razón, me lleno de vida, pero con el tiempo también me la quitó.
Sus besos tan húmedos y reitero nuevamente, exquisitos; me habían contado que los besos de Ángeles son de esos que duran para toda una vida, pero sufrí el engaño en una cruda agonía, sufrí porque perdí la cordura, me enamoré por completo de quien no debía.
Ese beso me obsequio tantas cosas, me regalo oxígeno, me llevó a la gloria, me dio valentía entre tanta cobardía, me dio luz donde jamás pensé que algo así vería, me dio tanto sintiéndome inmortal, pero jamás imagine que entre tantos presentes vendría un frasco venenoso, un tanto de maldad.
Bese sus labios y fue como el ultimo bocado en mi boca, fue como la última partícula de arena en el desierto, como la última gota de agua en el mar, como el último árbol en todo el mundo, fue como si la Luna ya no existiera y como si el sol se fuese apagado; bese sus labios y fue demasiado tarde.
Henry Ruiz
25 DE ABRIL 2022
®DERECHOS DE AUTOR