Había un niño que vaticina el futuro mirando los pies de las personas. Esa persona se vá a morir pronto, decía el niño prodigio, cuando le mira a los pies. Y cuando vé a los otros pies decía, vá a tener una buena noticia en su vida, decía el niño adivinando el futuro por los pies de las personas. Y cuando llega a él una niña que le dice a ver adivina mi futuro, y la niña no tenía pies, el niño quedó atónito. Y le dijo, -“a ver niña, dame tus manos, tienes unas manos muy bonitas, pero, muy maltratadas, se nota que haces con las manos lo que no puedes hacer con los pies”-, le dice el niño prodigio. Y la niña quedó sorprendida, pues, sí, eso tenía en sus manitas, sucias y maltratadas por utilizarlas para apoyarse y caminar. Y la niña le indaga, -“qué ves de mi futuro, a ver niño”-, y el niño calló lo que calla cuando su corazón se enterneció y le dijo -“ven mañana a esta misma hora y sabrás tu futuro”-, le dice el niño. Y la niña aunque incrédula le asienta con su cabeza de que sí vendrá mañana. Cuando al otro día el niño la esperó con una silla de ruedas, era vieja y casi destartalada. Y le dice el niño a la niña, -“ves que tienes futuro, y tu futuro es poder andar aunque sea en silla de ruedas, que te vaya bien…”-, le dice el niño prodigio.
Moraleja: -“Los pies no son lo único para poder caminar”-.