15 días.
15 largos y derrumbantes días.
Confieso que he perdido
las ganas de expresar
de manera escrita
mi dolor y lo he escondido.
Mis libretas han quedado
guardadas y ya tienen telarañas.
Solo por ratos me he permitido
hacer notas rotas en el celular.
Estoy harta.
Harta de la vida.
De no sentir nada.
De estar muerta y seguir viva.
No hay más que quiera decir
o escribir, se me hicieron obsoletas
las palabras.
No las quiero.
No me bastan.
Solo quiero volar lejos,
sola, desnuda y sangrante del alma.
Quiero llorar sin lágrimas.
No, no más letras.
Me marcho.
Llevo días agonizando.
Y sonriendo para que nadie
se de cuenta.
Soy como una bomba
a la que se le acaba
la cuenta regresiva.
No hay cable que cortar
que la detenga.
Estoy inmersa en el mar
de la tristeza, de la ausencia,
de... Mis miserias.
Solo una luz me acompaña.
El pensar en él.
Él, que no sabe, no imagina.
Y no importa.
Por él tengo algo parecido
a un sentimiento...
Mas no puedo decir que lo es.
Porque es suave,
como una gota constante
que gotea del grifo mal cerrado.
Que está ahí, deslizándose,
sigilosa, pero firme.
Desde el día 1 he pensado en él.
Pero necesitaba estar lejos
de las distracciones.
Y más cerca de mí.
Para no dañar eso que es como
un sentimiento bueno y conservarlo intacto.
Soy un caos.
Soy sangre que hierve.
Esquirla de vidrio
que se incrusta y hace daño.
Soy la que no emula gesto
y por dentro grita.
Por eso, quiero en ésta hora,
escribir lo último
que ha salido del medio
de ésta oscuridad de mis 4 paredes
y guardar lo que venga
en el futuro, para mi.
No se leerán más fragmentos
de mis delirios en éste blog.
Fue mi refugio durante mucho tiempo.
Mas es el momento de escribir para mí,
y leerme, para intentar encontrarme
con lo que he sido, con lo que soy
y con lo que puedo ser si aún vivo.
By Diana Janeth Reyes Diáz.
(Diana Reydz)
Escrito y publicado
El 26/04/22
02:21am
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