Y es que por andar distraída,
he cometido un disparate,
he comenzado yo a comer,
sin la mascarilla quitarme.
Tratando de salvar un vaso,
tal cual una malabarista,
termine yo toda bañada,
cómo una tonta pajarita.
Una fresca loca mañana,
por andar siempre de apurada,
creí que mi café endulzaba,
quedando una sopa salada.
Otro día iba caminando,
cómo siempre en altos tacones,
cayendo al suelo como un plomo,
público y sin contemplaciones.