Éste es dueño y señor de su relato,
qué duda cabe;
hasta el momento que decide el termino,
en tal instante se desprende del texto,
el cual pasa a ser de cada uno de los lectores
conforme a su apreciación,
diferente y única,
obvio,
no existen 2 lectores iguales para una obra,
las palabras, la estructura, todo permanece,
los tiempos se renuevan;
a veces, aquélla que ni siquiera fue considerada
toma relevancia posterior
porque se había adelantado a la época;
en las ciencias, matemáticas, pintura,... solía o suele suceder también,
la penetración del autor no pocas veces supera la del lector,
pero al final el lector termina apropiándose del escrito.
Es la espiral cultural en acción.
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APARTE,
Parecería innecesario oponerse a un escrito como lo hacen los de la censura, religiones, dictaduras, críticos, comentaristas,... sería una pérdida de tiempo, es decir de minutos de vida.
Qué sobresaltos habrá causado el rostro de Miguel Ángel Buonarroti en los restos del despellejado san Bartolomé en la capilla sistina del vaticano.