Yo era un chico cualquiera
o lo parecía.
Eso si que era bueno para los chistes en los calduchos que organizaba el señor Avilez cuando el llegaba a clases con ganas jarana y de reirse.Yo era uno de los más divertidos para contar chistes.Era gracioso,y lo supe yo justamente en esos calduchos sin haberlo sabido antes es decir lo comprobé en las famosas clases de biología del señor Avilez ,el mismo profesor que un día me mandó a llamar estando yo en otra clase con otro profesor ,para que fuera a contar chistes a otro curso en el que impartía clases.Y me pidió si por favor podía contar chistes a estos alumnos que no me conocían pero que les había contado de mis virtudes histriónicas en materia de narrar chistes y se los quería demostrar en ese calducho que se había propuesto en otro curso paralelo al mío .Y los hice reír por supuesto a todos.Al profesor lo que más le gustaban de mis chistes es que los contaba sin ocupar ningún garabato del vocabulario ni intercalar obscenidades y eso a el le parecía increíble que pasara a la adolescente edad que yo tenía a mis quince años.
Yo era décimo nada más ni nada menos que de catorce hermanos.
A mi padre lo ví muy pocas veces en mi vida.
En una de esas veces un noche me agarró del cuello supongo no recuerdo bien de donde me agarró
y me dijo gritando .- ¡Usted no se va para ningún lado esta es su casa!! Oyóooo!!!! ,y de un chuletazo paternal me envió a mi cama a acostarme.
Yo le había furioso momentos antes cerca de la salida de nuestra casa salí al jardín gritando que yo en ese momento me iba para siempre.Era bastante tarde y hoy exactamente no recuerdo el motivo que tuve para gritar y tratar de hacer esa tremenda estupidez en mi vida.Yo tendría unos diecisiete años y era en ese momento una especie de rebelde sin causa.
En otra ocasión en que también lo vi de nuevo de cerca fue cuando un día entró en mi dormitorio y me regaló todo el dinero que yo había ido a cobrar a un arrendatario de una pequeña casa de arriendo que el tenía en el barrio Grecia,en la Villa Olimpica.
Siempre me cuestiono hasta el día de hoy el porque yo realmente no le devolví el dinero a mi padre,,primero porque era mucho para mi ,y segundo era mi padre el que más lo necesitaba mucho más que yo al menos y este dinero era una de sus pequeñas rentas en bienes raices que tenía.Al dármelo mi padre me dijo muy emocionado: se lo regalo porque usted es muy buen hijo y salió del dormitorio dejándome todos los billetes arrugados que me había pasado el arrendatario de la casa a la cual yo había ido a cobrar el arriendo mensual.
Y el hecho de oirle decir a el que yo era un buen hombre me lo creí durante mucho tiempo desde ese momento de mi vida.
Ahora reflexionando con el corazón en la mano esto de ser buen hombre no tendría con el tiempo ninguna justificada razón y unas inolvidables experiencias con Dios se encargarían ya mayor en mi vida de aclararmelo.
Con el tiempo yo desgraciadamente lo sabría para mal de mis pesares.
Me gustaría ahora llorar de emoción por la generosidad y preocupación de un padre por un hijo casi invisible con el que muy pocas veces nos habíamos topado en mis diecisiete que llevábamos juntos en esta familia ,y digo esto de invisible porque intimamente no nos conocíamos mucho o casi nada.
El a decir verdad era verdaderamente un rey para mi y yo uno de los catorce hijos que tuvo con mi madre ó quizás eramos sencillamente principes y mis hermanas eran sus amadas princesas.
El era un hombre encantador muy trabajador ,honrado y muy amistoso,lleno pero lleno de amigos,cosa que a mi madre no le gustaba mucho, está demás decirlo , también por ella por toda la paciencia que tenía mi madre al hacerse cargo sin ayuda alguna de nanas de este regimiento.Y nos tenía a todos con uniforme y calcetines marcados.Mi madre no paraba nunca de trabajar y dar estrictas ordenes a todos nosotros para que pareciéramos al salir de casa todos unos caballeros y damas de sociedad.Y mi padre estaba imbuido también del compromiso leal con sus hijos para que en el futuro arribaramos a buen puerto y tambien porque no decirlo también tenía compromisos con su mujer a la que amaba y admiraba intensamente ,mi madre digo bien ,por ella porque era en realidad una verdadera santa.Mi padre sin afán de desprestigiarlo tenía desgraciadamente mucho atractivo para las mujeres y había tenido unos pecadillos de la carne pasajeros por decir lo justo y esto no los vi yo si no que me los contó mi propia madre,años despues de la muerte de mi padre por supuesto y seguía un poco sentida con el .
Mi madre,una de las tantas madres santas anónimas que ha dado Dios a los hombres en su vida.