Arvela1957

A tus órdenes

Hubiera esperado, hoy, no una llamada, 
sino por lo menos un mensaje tuyo. 
No podré entender nunca el porqué, 
de repente, decidiste lo que hiciste. 

 

No solo te voy a extrañar siempre, 
hasta que, por fin, 
me toque irme de aquí. 
Hubiera sido bonito, 
escuchar de nuevo tu voz, 
tu lejanía.

 

Y sé que tienes tantos y tantos,
proyectos por los que vives,
y tu extraño afán 
de no tener tiempo para nada. 

 

Pero aun así, sabes bien. 
que seguiré escribiéndote mis poemas, 
que, aunque no tan buenos,  
me tienen por lo menos ocupado, 
en parte de mi tiempo y 
recicla cada día lo que, por ti, 
siento y sentiré siempre.

 

Así será mi existencia, y tu fuiste parte de la esta, 
durante mis mejores momentos,
y sinceramente, sin dudarlo, 
fueron años maravillosos los que viví contigo, 
aunque no lo creas. 

 

Sí, hubo malos entendidos 
y momentos borrascosos, 
pero los buenos momentos fueron más, 
que los malos que siempre me achacas.

 

Fuimos dos almas que buscaron,
encontrar el significado del amor, 
y tratar de vivir una relación que nos llenara;
el vacío que ambos teníamos. 

 

Para mí, si fue suficiente el amor
que me diste y yo, creo, 
sin temor a equivocarme, 
que falte en algunos momentos 
a esa confianza que tú me depositaste. 

 

Pero, créelo, te quería como a nadie había querido 
y como a nadie he de querer en lo que me resta de vida.

 

Pero, en fin, ya ha quedado decidido, 
en que no quieres que intervenga en tu vida. 
Estoy decepcionado y triste de todo lo que había soñado, 
en haber podido regresar el tiempo 
y hacer nuevamente una vida juntos.

 

Creo que he mejorado, 
creo que hubiera hecho lo que hubieras querido, 
amarte y protegerte en el ocaso de nuestros destinos.

 

Por favor, piensa en mí, aunque sea solo un momento en tu día. 
Yo te recuerdo todos los minutos y las horas y los días. 
Pediré por ti, a quien sea, que te vaya bien 
y encuentres lo que buscas en tu camino.

 

Recuerda que siempre,
 estaré enamorado de ti, hasta el infinito. 
No importa que no me escribas, 
o me hables, algún día, 
tendré el placer de verte de nuevo, 
de platicar contigo, 
de abrazarte y por lo menos, 
besar tu mejilla.

 

Estoy a tus órdenes, como siempre. 
Recuérdalo siempre.