No llegan los años a tocar tus mejillas,
Anónimas trincheras de la sonrisa. No se rinde la flor que en ti hallo Y por la cual mi tambor , De hojalata y sangre, no descansa . . No alcanzan mi manos la palabra, Que persista viva hasta tu boca. Decenios de poemas y Lunas ciegas Se me olvidan, cada noche, Tras el silencio, de tu beso inconfeso. Superviviente de las horas perdidas . Continúa la hiedra de tus dedos Ocupando completo mi cuerpo Las cunas de tus ojos Meciendo el brillo recién nacido De las estrellas del sueño nocturno . Parecemos niños Parecemos conocidos, que se desconocen Parecemos flores, en mitad de un desierto. Juegas con mi delirio de aguas transparentes . Tu me tiras sonrisas Yo, te devuelvo trocitos de corazones , Así cada día , cada vez que te miro Y sabes sin decir , lo que pienso
De nuevo, sin pretenderlo .. me enamoras.