Barahona, bella aurora
del Caribe novia eres,
llena estás de atardeceres
que los pechos arrebolan.
De cocoteros y palmas
engalanas tu ribera,
se alzan como lumbreras
que al son de la mangulina
de güiras y de tamboras
sacuden sus cabelleras.
Es tus parques y aceras
la Cigua Palmera canta
haciendo que la bandera
donosa flameé en el asta.
Bailando con suave gracia
al son del glorioso Himno
hincha el pecho de la Patria
de heroico patriotismo.
¡Tierra de pescadores,
tierra de alto civismo!
Barahona, bella aurora
de la Región de Enriquillo,
en tus calles los chiquillos
juegan al play con vitrolas.
Respiras del Mar Caribe
las más espumosas olas.
En tus blancos arenales
se enterraron mis nudillos
que escribieron estribillos
de los merengues que añoras.
Tu sonoro atabal
nace en la cordillera,
florece cual el rosal
donde canta la ladera.
Tu pueblo de gente buena,
risueña y acrisolada,
en tus playas y en tus ríos
se suele lavar las penas.
¡Tierra “cuatriboleada”,
tierra de blanca arena!
En tu exótica montaña
se aprecia un jovial verde,
aroman tu puro vientre
los olores de la caña.
Caña dulce que se baña
en el sudor de la frente
del trabajo diligente
de la gente que con maña,
que con refinado arte
cosecha la dulce caña.
Barahona, bella aurora,
tierra que me vio crecer,
en tus albas de oropel
tus mulatos me enamoran.
De las cachúas los foetes
en las calles de Cabral
ponen son al carnaval
y sazón a los banquetes.
¡Tierra de alegre gente,
tierra de yeso y sal!
Barahona, bella aurora
le escondiste al cielo trozos
y en profundos calabozos
pedazos del mar guardaste.
Las hadas que convocaste
te fueron a visitar
y pudieron transformar
con una secreta alquimia
los fragmentos que ocultaste
¡en precioso larimar!
Barahona, Barahona
fuiste tú tan bendecida
con tal singular belleza
que en los pechos que te admiran
se redoblan los latidos
por los sueños que se anidan,
que construyen esperanzas,
que acrecientan alegrías.
¡Tierra de la entelequia,
tierra de la utopía!