Creí en las hadas
y me convertí en una de ellas.
Soñé con tocar el cielo,
y ahora el cielo, toca mi alma.
Confieso que costó muchas vueltas al sol
unas cuantas lunas
y miles de segundos suicidas.
No murió el tiempo,
murieron mis creencias.
Y renací, volé, soñé, sonreí...
¡Comencé a vivir!
justo lo que olvidé; cuando crecí.