Y espigas de trigos verdes
mezcladas con amapolas,
y campos llenos de gualdas
y bronces dando las horas.
Y brisas en los centenos
y brumas con las auroras
y arroyos que cuchichean
y cielos a quemarropa.
Y mares de mil pinares
y llanos de mil aromas
y eriales que te perfuman
por hierbas tan olorosas.
Y verte mudar tu rostro,
al oro la piel verdosa
sembrada en la primavera
por hordas de mariposas.
Y plazas llenas de gente
y juergas y bataholas
y música de la tierra
y en fiestas, calor y moscas.
Y tiempos que se quedaron
grabados en la memoria,
y amores en tus veranos
y besos en tus farolas.
Y nidos en las iglesias
y viejos buscando sombras
y noches en las que sueño
que sueño mucho en Segovia.