Maldito conejo que solo salta en la cama, maldita contemplación que te brindo cada mañana, desgraciada inspiración para mi alma condenada...
Pensé que no te quería,
me convencí de no hacerlo,
ahora sufro todos los días,
por no aprovechar el momento.
Maldito conejo tuerto
que solo me vez intoxicado,
maldito regalo incauto
de un corazón abandonado.
Es mi culpa por no haberte amado,
ingrato conejo indiferente,
es tu problema por haberte escapado,
ahora solo vives en mi mente.
Quizá nunca existió aquel conejo,
puede que jamás nunca nada,
tan solo un sentimiento de amor confundido,
quizá un destello de tu mirada.