La vida el reflejo de nuestros actos,
Siempre en el caminar diario,
debemos permanecer cautos.
En nuestra historia de vida,
Arden los recuerdos y las heridas,
No somos esclavos del tiempo,
Y nuestros actos no pueden
Ser conducidos por el viento
En nuestra infancia,juventud y adultez,
Las heridas que provienen de
Los antepasados nos quieren marcar,
Cuando se hace màs difícil luchar,
Se necesita del impulso divino para amar.
El amor de Dios sana las heridas,
Su misericordia nos acompaña de por vida,
El alma precisa del Mèdico Eterno,
El alivio de aquellos dolores internos.
Dios conoce nuestra historia,
En su infinito amor abre sus brazos,
Esperando nuestros pasos,
Como en la paràbola del Hijo Pròdigo,
Nos quiere recibir en un fraternal abrazo.
Mira tu historia con ayuda de Dios,
No te sientas desamparado,
abre tu corazòn,
Y te sentiràs amado.
Bajo su amor misericordioso,
Nada està perdido,
Dios se hace protagonista en tu mundo,
Y todo tiene sentido.