Pedro Antonio Borges Rodríguez

Volcán de La Palma

Escupe sangre, rugiendo el volcán

De la tierra emerge el gran magma

Cubriendo un terreno casi abismal

Es el volcán, engullendo La Palma

 

Los lugareños luchan por salvar

Sus hogares y sus grandes cultivos

Por lo menos pueden decir que están vivos

El volcán, con ellos, no pudo acabar

 

Terrenos colmados de excelsa lava

Y el fuego no cesa en su continuo brotar

Sobre la roca roja incandescente

El cumbre vieja vuelve a vibrar

 

Pero hay algo muy importante a valorar

Y son las lecciones de las gentes

Que casi todas con carácter indulgente

El perdón los hizo agrandar

 

Medio mundo volcado en la isla

Cuando un estruendo los hizo despertar

Solidaridad a mansalva que no aisla

Un grito de dolor en la inmensidad

 

Un sonido destructor de oídos

Y un golpe de poder que atenaza

Al oír el penetrable rugido

El miedo y el horror les amenaza

 

Pero el corazón es grande y muy sabio

Y sabe que de los dolores se aprende

No son gente de morderse el labio

Por lo tanto, un nuevo camino se emprende