En mayo tiene su encanto,
entre balcones de flores
y regadas de geranios,
la calle de los claveles.
Un barrendero venía,
con su guerrillera escoba,
silbaba a los corazones,
tristes y con muchas penas.
Soledad y sus temores,
terapia de barrendero,
en apenas un instante
a quien más lo necesita.
Agradar sin nada a cambio,
por un rato de su vida,
la alegría es lo que cuenta,
de regreso a su morada.