Yo te ofrezco mi vida
y me postro de hinojos
pero miro en tus ojos
mi esperanza perdida.
Mi quimera encendida
se convierte en despojos
y la cubres de abrojos
con mirada engreída:
Y por eso mi canto
hoy se viste de duelo;
abrigado con manto
de infeliz desconsuelo;
y se inunda de llanto
porque tu eres de hielo.
Autor: Aníbal Rodríguez.