Esta será ya la última visita
en que mis pensamientos visiten
nuestra estación terminal,
y de aquí, a mañana
con la esperanza perdida
caminando en llantos
porque no te volveré a ver jamás.
Que no se me escape nada
de devolvertelo todo,
para no tener recuerdos
que puedan amparar,
esos momento bellos, esos
que hermosos a tu lado
compartí amablemente
porque querer llegarte amar.
Prefiero tu felicidad, tu calma
que cualquier otra cosa,
incluyendo la mía
que no supiste apreciar,
y entre tanto no insista
que no te quise ciertamente
más allá de los lazos
del amor y la verdad.
A la estación le sobran escena
como estás,
mi cara triste, en llanto
como un volcán,
nada podría de todo eso
brotar de esta tierra
removida por el huracán.
Me parece llegar a la edad
más ingrata,
dónde la linda muchacha
que yo me enamoré,
que por circunstancias
de la vida, prefirió olvidarme
y honestamente digo:
que yo nunca olvidaré.
Pero no puedo precisar
en este momento,
ni como ocurrió la despedida,
en que sentido tu amor
por el mío
dejo de enviar las flores
en el jardín de mis poesías.
Y arrastrando tu equipaje
ante los ojos de la gente,
que no distingo de mis ojos
en la estación terminal,
por ser, quién llevándote
en destino lejano
un poco desafiante
para no dejar de llorar.
Tanto que los párpados
me pesan,
en esta falta, de pensamientos
profundos,
parecida a la pobreza
de no tener nada,
de haberlo perdido, todo
todo lo especial de mi mundo.