Tus palabras dejaron de
saltarme a la cara
cursivas y calladas
se hicieron complices
del espesor de los silencios
dejaron de jugar con una de mis manos
de franquearme la partida
al destierro de los parques
entonces ya no tildo todas tus vocales
me entrevero átono
en la suciedad de la luna
que se hunde hasta el ombligo
en el humo fácil de una
callecita lluviosa.