Y vinieron las terribles aguas silenciosas,
Y se sufre nuevamente la escasez de dicha,
Todo sal, bañando el aire, un sódico deambular
Por parajes ya vencidos como muertes encadenas,
Pequeñas…cual tan hirientes…
Un doloroso estruendo del interior al recordarte
En la humedad de lo perdido, lo despreciado,
Un enjambre de solícitas abejas… tan sociales
Como la espuma de jabón en los largos baños púberes
Como sacro santos manantiales mudos,
Que a la sierra golpean en sincronía deleznable.
Y deliran las carreteras comarcales,
Y detrás el Atlántico sin fuerzas, una pecera
Cochambrosa y yerma .
Y en unión, nerviosa unión , saldremos desnudos,
Rabiosos y domados, algodón en la planta,
Sin ya recordar el significado… del amanecer.
Paco José González