Constanza Rehbein

Una asesina llamada: “Inseguridad”

Arrodillada frente al espejo me encontraba,

observando todos los defectos que hallaba.

Gorduras, celulitis y estrías.

Piel seca y uñas rotas.

Dientes chuecos y cejas gruesas.

Odiaba lo que veía en el espejo,

odiaba ver mi reflejo.

“Si adelgazaras serías más bonita”,

pero cuidado con la piel flácida y las estrías,

porque sino no serás atractiva.

“Con un mejor escote serías más atractiva”,

pero cuidado con ser muy provocativa.

“Serías más agradable calladita”,

a la sociedad les gusta las niñitas sumisas.

“Ríe de manera delicada”,

pero sin ser falsa.

Miles de pensamientos rondan por mi cabeza,

no me dejan dormir ni soñar.

Me consumen las noches y los días,

Mi vida ha desaparecido y con ella, mi esencia.

Ejercicio, dieta y faja,

bulimia, anorexia y cirugías,

normalizadas por la sociedad están,

con el fin de ser delgadas.

Todo he hecho y nada ha funcionado.

¿Qué más debería intentar para encajar?

“Si no eres perfecta,

nadie te querrá”.

“Si no eres perfecta,

no surgirás”.

“Si no eres perfecta,

fracasarás”.

“Si no eres perfecta,

sola morirás”.

En la calle me siento observada,

caminando me siento observada,

riendo, conversando, cantando o bailando,

en todo momento siento que me miran,

pero no a mí, sino que a todas mis imperfecciones.

Juzgándolas en silencio, riéndose entre ellos,

burlándose en secreto.

Ni respirar puedo

porque llorar siempre quiero.

La vida creó un defecto

y erradicarlo yo quiero,

así que mientras escribo esto

lloro, grito y me despido.

Esperando detener el sufrimiento,

arrodillada frente al espejo me encontraba,

juntándome con la muerte que ansiaba.