Gerardo M.

El angel que me asesinĂ³

Siempre recordaré aquel suntuoso día,
día en que bajó del cielo mi mayor duelo.
Como las estrellas al vacío, ella a mi navio,
Su sonrisa abrasadora de mi desdicha sería la autora.

Magnífica figura y espléndida hermosura,
sus bellos ojos, a veces llorosos me llenaban de ternura.
No me cabía la duda de que su figura venía en mi ayuda.

Aquel ángel me ilumino y protegió,
las pruebas de la vida conmigo supero.
Tanto así me estimó que al cielo me llevó,
tan alto me elevó que la caída me destrozó.

Me esperanzó y luego me abandonó,
prometió colores y otorgó dolores.
A su presencia me había adecuado,
de su amor me había enamorado.

Y el angel vio en mi algo indeseado
y partió sin despedirse de mi lado,
no lo he vuelto a ver, pero pronto sin duda lo encontraré.

Sigo soñando con estar frente a frente,
dormir en sus brazos y estar en su mente,
si aún no lo encuentro no es por decisión,
es por el miedo a su decepción.