Son las doce… el tiempo se detiene
En incontables suspiros
En nostalgias perdidas
Y me abrazo al silencio
De querer gritar y no olvidar.
Noche larga, perezosa
Ingenua, insolente
Noche que cuida que no muera
Noche que ya no espera nada
Y que me acurruca en este gran vacío.
Son las doce… y comienzan
A despertar viejos recuerdos
Viejos sentidos y viejos sueños.
Y regresa ese amor que no quiso ser
Y se despiertan besos que no fueron
Y caricias que siempre esperé.
Es la hora de encontrarme
De reconocer mi propia historia
De perdonar lo imperdonable.
Es la hora de amar con locura
Y entregar el alma una vez más.
Son las doce…y el tiempo no regresa.
Murmullos de silencios que no paran de llorar.
Esta noche abriré mi alma
Y te esperaré por última vez.
Aunque sé que no vendrás
Te esperaré
Y envolveré al tiempo sin que estés
Tiempo sin regreso y sin palabras.
Son las doce… y suenan
Las campanas del recuerdo
Y se acelera el alma, la sangre y el cuerpo
Son las doce…
¡ Y comienza a llorar mi corazón !
Ana María Indacochea Garreta
Seudónimo: Socorro Andrea