Tú que vigilas mis días y mis noches
tú que controlas hasta mis pensamientos,
tú que me juzgas según tu propio credo,
tú que me espías en la mesa y en el lecho
Tú que has creado tu propio videojuego,
tus personajes, tus normas, tus castigos,
tú que has escrito la ley en tu provecho,
tú que has comprado fiscales y testigos.
A ti te acuso, señor de los señores,
de falsear las leyes de la vida,
de pactar con los capos del averno,
de envenenarnos con farsas y mentiras ,
de servirte del miedo y de la muerte,
de convertir en pecado la belleza,
de habernos desahuciado y condenado
al dolor, a la muerte y a la guerra
y todo por no querer póstranos
a tu ley de tiránica fiereza
por no haber obedecido tus consignas,
por no haber claudicado a tu amenaza-
Te crees el que todo lo controlas
el tribunal, el jurado, el veredicto
pero eres a penas un fantasma
una sombra. ¡la vieja del visillo!