Hijo, mi más bella historia
Tiene algo de pecado
Y un ángulo de noventa grados
Con destino hacia la gloria.
De abajo hacia arriba, como asintiendo,
No descansaba mi cabeza,
Succionando una cerveza
Y con un dedo, otra pidiendo.
Pero fueron noventa grados
Y no precisamente de alcohol,
Los que encendieron el farol
De mi cerebro maltratado.
Hijo, noventa grados hacia la derecha,
En la barra llovía virtud,
Ya después llovieron flechas
Y entonces naciste tú.