Imaginé tu rostro, como flor naciente
como dulzura angélica de una lluvia tenue
o el brotar del canto de un afecto cándido
lo imagine, como quietud sublime de una mar en calma
o la luz humilde de un atardecer celeste
Imaginé tu nombre, como loa al viento
adivinando amores entre brisas tiernas
enlazando crepúsculos con tu voz de niña
descubriendo el mundo, floreciendo besos
Imaginé tus manos, fabricando amores
recitando cantos asida a las mías
dibujando soles, describiendo imágenes en infantes versos
como iluminando tardes para caminar conmigo
Imaginé tu gracia, descubriendo el mundo
acunando juegos sobre los columpios
inventando cuentos para hablar conmigo
construyendo sueños, para soñar contigo
Imaginé tus ojos, como inmensidad de noche
iluminando estrellas, dibujando lunas
en la quietud sublime de tu alma ingenua
donde nazco y vivo al ´pronunciar Lucia
como flor excelsa, como dalia y nardo.