Sabemos que un día llegará
la inevitable despedida.
Solo el amor salva de esa herida.
Nuestras almas vendrán aquí cada tarde,
para recordar la puesta del sol,
y juntos esperar la salida de la luna,
y siempre tendrás dos poemas de despedida:
Uno, para el largo viaje;
el otro, para calma tu amor.
Uno, para soportar la ausencia desgarrada,
el otro, para la oración.
Uno, para aliviar las heridas no curadas,
el otro, para el dolor de todas las heridas
Y así, día tras día,
en todo el mundo,
La caída de la tarde tendrá una nota de amor
y dolor.
Siempre dos poemas:
Uno, para que no me olvides nunca,
,para ir curando los dolores de la vida,
y el otro, para que calmes mi dolor.
Frank Calle (2/ mayo/ 2022)