Fue tu sonrisa
la llama de esperanza
que precisaba.
Llegó a mi lado,
vibrando de tus labios
y me embriagó.
Con tu paciencia
calmaste mis sentidos
y los dormiste.
¡Qué dulce paz
recuerdo que inundó
mi corazón!
Hoy la sonrisa,
la veo y titubea,
ya no es la misma.
Todos cambiamos,
lo sé, somos conscientes,
pero seguimos.
La senda avanza,
nosotros lo intentamos,
titubeando.
Y rebuscamos.
Yo busco tu sonrisa,
como hace tiempo.
Y si, en tus labios,
la noto, yo sonrío
y soy feliz.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/05/22