Yo esperaba la barca de mi amada,
mas la barca perdiose por la bruma;
y mi sueño volviose blanca espuma
que volátil se fue quedando en nada.
El amor es preciosa pincelada
cuyo encanto de pronto se difuma;
y el delirio divino se le esfuma
con las olas de fiera marejada.
Son volcanes las tórridas pasiones
eructando su lava incandescente;
pero luego sus llamas son fogones
que se apagan de forma muy silente;
y la tea de inmensas proporciones
se convierte en un cirio intermitente.
Autor: Aníbal Rodríguez.