El día se viste de mí;
se esconde el sol entre nubes;
corre un viento frío y suave
que eclipsa al tiempo en el cenit.
¡Oh preocupaciones y pesares!
despéñense en el oscuro abismo,
no me aneguen en el ostracismo…
solo pueden salvarme mis ángeles.
Soy yo, sin más ni menos…
tratando de aparcar en la calma;
apaciguando el furor del alma,
que se subleva ante los abusos.