Qué sería de mí sin ti
Oh mi Dios perfecto.
Pasaría una y otra vez
por el mismo camino
de la perdición;
y mi alma no hallaría paz,
tu ausencia dolería
cada vez más.
Sin gozo andaría
un yerto más del montón
que piensa vivir como quiere
y no sabe que hace
la voluntad de su padre.
Cuando venga la mañana
y mis ojos vean al despertar
la vida mía que tú me das.
Brota en mi corazón alegría
de no ser como en otro día.
Y en mis labios brotan
alabanzas de un recién nacido
que oía y no entendía
que veía y no miraba
que hablaba y el aire llevaba
que tocaba mas a ti no sentía.
Eran un derroche mis pasos
que en mi libre albedrío
cada día se perdía.
Más llego el día y la hora
en que te oí y entró temor
a mi vida descarriada.
Te doy gracias, ¡oh Dios!...
por cada instante de tu perdón.
Alabanzas nacen de aquel que murió
para darle honra a mi Dios
que siempre me amó.