Ella decía que yo no era el tipo
de hombre que tú querías. Yo cómo
me reía al ver su vanidad. la dejé
de molestar; al poco tiempo la ví
pasar por mi vera, que pena con ella,
ya no era la mujer vanidosa que
era; yo sigo siendo sencillo, pero
su fantasía cayó... como me
decía mi abuela: cada quien elige
el árbol en que se va a ahorcar. Ahora no
tienes qué lucir, que pena me da, conmigo tuviera una casita
sencilla y un humilde hogar.