Me viene a la memoria Elena Osorio
y mis primeras obras aplaudidas,
y también las ofensas desmedidas
de cuando critiqué su desposorio.
Isabel, Juana: un tránsito amatorio
de amores con las arras ya perdidas.
Lucinda y Marta, amargas despedidas
de este mundo a un temido purgatorio.
Mis hijos muertos, pero está Marcela
que al lado de mi cama, dulce, vela
—no Clara que se ha ido— y Feliciana.
El teatro me aplaude en la memoria.
Alma, escápate a Dios por la ventana*.
¡El crucifijo! Acabe aquí mi historia.
*Alma, asómate agora a la ventana\". (Soneto de L. de V.)
Del libro en prensa Erothya o los sonetos de una vida