Amo mis sueños;
porque me permiten tener esperanzas
en ese horizonte de luz
que en mí se afianza
con tibios rayos de certitud.
Amo la quietud del viento;
lo que me permite escuchar
esos murmullos quedos
que me alimentan el alma
y me dan sosiego y paz.
Amo mi mar, con sus olas calmas
que me dejan sentir la algarabía
que nace en mi interior
cuando el sol y mi alma se alían
anulando las tristezas
y acentuando mi alegría.
Amo mis caídas
porque me enseñan a levantarme
con más firmeza
la brisa, mi optimismo, mi certidumbre
porque me ayudan a salir adelante.
El estruendo, porque me pone alerta;
mi llanto, porque me ayuda a sonreír
la sonrisa y las palabras de los niños
porque sé que son sinceras.
Amo lo impredecible, porque me sorprende;
el silencio de la noche, porque me ayuda a analizar
mis desaciertos, porque me dan una lección.
Amo todo el amor que llevo por dentro
porque sé que lo necesita la humanidad
y quizás alguien en especial;
amo la humildad
esa que me enseña a aceptar
los colores que la vida me da.
Amo todo lo que me pasa
porque sé que estoy viva;
amo la vida tal y como es
porque me amo tal y como soy.
Yamila.