Puedo notar que tienes un mirada fría.
Pero cuando sonríes, terminas con el más gélido de los inviernos.
Es un poco complicado de mencionártelo pero, ¿podemos llamarnos nuestros sólo por esta noche?
Pienso en cada una de las cosas que quiero decirte, pero al verte bailar en medio de la habitación, sólo puedo pensar en ti y en nada más.
Tu atención está en otra persona que no sabe que lo mira un ángel.
Mírame a mí ángel, mira a este demonio que siente un tormento en su pecho cada vez que pasas cerca.
Sé que hemos bebido un poco más de lo previsto pero todos mis sentidos siguen alerta hacia ti, hacia el brillo que se refleja en tu mirada a través de la ventana por la que miras.
Comparte uno de tus tantos pensamientos conmigo.
Pues quiero pensar por un momento en otra cosa y no en ti. De lo contrario, no te dejaré ir esta noche.
¿Es amor lo que estoy sintiendo hacia ti?
No lo sé, es un sentimiento que nunca lo he experimentado. Es muy confuso.
¿Podría alguien como tú llegar a amar a alguien como yo?
Ángeles y demonios nunca podrían estar juntos.
Necesito respirar.
Necesito quitar este dolor que recorre mi cuerpo.
Bebo más alcohol buscando apaciguar lo que inevitablemente está pasando.
Tienes la atención de la persona que querías y le sonríes de la forma más pura si eso fuera posible.
Me acerco a la ventana donde mirabas hace unos minutos para tratar de despejar mi mente pero no se logra ver nada de lo que sucede afuera.
¿Qué es lo que mirabas con tanta atención?
Vaya. Es el reflejo de lo que sucede en la fiesta.
Justo hacia la barra donde trataba de quitar mi atención hacia ti con whisky del barato.
Tal parece ángel que si llamé tu atención.
Acabas de encender una luz en mí.
Espero que pueda guiarte hacia mí.