Desde que él se marchó, ella no es la misma, ese día en la habitación ella estaba quieta y en silencio sabía que nada volvería a unir su roto corazón, aunque él seguía en sus brazos la mataba su ausencia, entonces entendió que es verdad eso que dicen, que un amor solo muere cuando lo mata la desilusión.
Pasan los días, las noches y ella sigue extrañandolo, sin embargo, al atardecer es cuando más le duele su ausencia.
Hablo de ella como si la conociera, porque ella soy yo.