No es cuento de fantoche,
que una mirada bien lanzada,
atraviesa corazones
y si es bien recibida,
se torna descarada.
De las miradas con lujuria,
hay que tener cuidado,
que unos ojos ardientes
y certeros,
encarcelan al corazón
más inocente y lo deja hasta cegado.
Habrá quien rehuya una mirada
y le persigan en la escapada,
al no ser de su agrado,
es serpiente venenosa,
alcanzar la lejanía,
será su gran alivio.