Alberto Escobar

Un pañuelo

 

Como un avión flotando
 sobre un mapa de piedra y agua. 

.José María Micó—

 

 

 

 

 


El mundo es un pañuelo, dicen...
Coincidí contigo 
como coinciden líquido y vaso,
como coincide un rayo con su mañana,
un peso con su balanza...
Fue de noche, bajo el estruendo
de una música, de unos violines
que brotaron sin saberse de ellos.
Me dijiste profesora de un instituto,
te dije que mis niños allí estudian,
me dijiste que los conoces, son bonitos,
te dije que...te mostré un fragmento
de mi alma y tú contestaste con una foto;
una foto que guardaste, y un teléfono
que sonó pronto, de mañana.
El mundo es voluntad y representación
—Como propaló un filósofo—, y ahí pierdo,
pierdo el norte de mis decisiones, voluntad
que se abre paso machete en mano
sobre una maleza cada vez más escabrosa,
más tupida, que tapa el sol y el horizonte,
que no me deja ver el bosque, solo ramas. 
te ofreciste en ese mar de incertidumbre
como un espantapájaros —alegrando la cosecha.
Me condujiste en ese marasmo hacia la salida
como una ariadna que se derramase ilusionada. 
El Minotauro que fui permaneció llorando,
Teseo cual Cupido me hundió su espada caliente
hasta la taza vacía de mi gana, y sí, sacó petróleo
de donde solo había escarcha, un enorme chorro
de amor brotó embadurnado de pesimismo
y celebramos el encuentro saltando, exultantes
de una beatitud que prorrumpía futura y gozosa. 
Sí, lo constato. El mundo es un pañuelo
que a veces —esta vez de un blanco inmaculado—
me lo encuentro lleno de moco.