Éramos almas errantes que al toparse se adhirieron,
Tomé tus tristeza,acariciaste mis miedos.
Mis inviernos, los entibiaste con el calor de tus manos,
Para vos fui descanso y sombra de árbol.
La calidez que había en mi corazón al tenerte en él
Fue tan intensa, que aun la percibo .
Los besos y abrazos que tantas veces nos dimos, los tengo sujetados con fuerza así de nuevo no los olvido.
Formamos sonrisas y las moldeamos con arcilla,
Por eso cada vez que las veo, recuerdo en el presente que en otra parte del mundo alguien entiende lo que mi espíritu acongojado siente.
Algunas veces fui tormenta que te hirió con sus rayos.
Y en vez de irte de mi lado, vez tras vez, dejaste tu forma de humano, me tomaste de la mano para ser conmigo calma, huracanes, y tornados.