El espacio que me envuelve
como inmenso océano que pierde el azul
en el interminable afán de encontrar su color
de ser amado por su profundidad insondable
para abrazarse a su intimidad abisal
y encontrar en ella,
su alma que se estremece y tiembla
Es interminable el tiempo de la espera
por el amor que no se colma, que no se satura
que cierra los labios, aun delicados,
por el beso que se entrega
y comprime su pecho con un abrazo insuficiente
que no alcanza poseer al ser amado
Hay un ferviente deseo de plenitud
que sucumbe ante el ego
voluptuosamente íntimo y cercano
como si el corazón fuera indigente
y su latido lo abandonara para sentarse al lado
a contemplar la espera,
y celebrar la consumación del olvido
El espacio que me envuelve, la luz que se aleja,
el vehemente animal de ojos absortos
sumido en la profunda fosa de su boca cerrada
de las palabras silentes, desiertas,
como cuerdas que no suenan
cubierto por la noche sacra,
espléndida de misterio
¿Podrá existir alguien que no ame?
inmutable ante la flor indómita y natural
ciego ante la maravilla de la montaña y el río
insensible ante el cuerpo inundado de sangre y alma
inconmovible frente al alba que despunta
o el crepúsculo que nace
¿Podría haber alguien sin aliento?
sin sentidos, que no perciba la gota de roció
la niebla del atardecer,
el bálsamo de una piel
la brisa de la melancolía
una imagen en la memoria
¿Podría haber alguien que no ame?