La intensidad de los ojos
La fuente de la esperanza
Cantando en las sienes de los ciegos
Los astros de los días
Cambiando la dimensión de las alfombras
Nos sentimos aconsejados por la tierra
Recibimos de las hojas su fragilidad
Y pensamos en el temblor de los árboles
En la sangre que se llama savia
Nos instalamos diagonalmente
Para confesar nuestros hallazgos
Para confesar que un día fuimos una confusión
Y son las ánimas unas danzantes eternas
No podemos acomodarnos en los sillones
Para buscar entre nosotros el ronroneo del felino
No podemos tumbarnos y pretender que hacemos el amor
Ya no tomaremos la palabra
Si hay una fuerza que se acerca a las pantallas
Es un impulso gratuito como un abrazo
Si algo de mí se acerca y te toca
Es una fantasía que amenaza
No sabremos más de los milagros
Y a pesar de eso pediremos poder creer en ellos
La vida no nos resulta temporalmente hermosa para Lázaro
La vida es ahora una tribulación
Pasará por nuestra puerta una procesión
Llevando en su núcleo gaviotas verticales
Concentrando una fuerza humana
Orando para que llegue el día donde soportarás lo más desmedido de los mares
Una fortuna que cambia sus letras en tortura
Que espera renacer
Antes de que estallen las mentes y se oiga el grito en el mar