Ya llega el otoño
alfombrando calles,
también las veredas
(con hojas que fueron
verdes primaveras),
con ocres colores,
tan quietas, tan muertas.
Quizás una flor, o una mirada,
quizás ese cielo
más alto que el árbol
comparta el recuerdo
que llevo muy dentro
de aquella que quise
y que fuera mi amada.
El paisaje entonces
devuelve recuerdos
de aquellos momentos
que juntos pasamos.
Primavera en tu alma,
mi otoño lnterior,
y acaricia suave
tu mano a mi mano.
Y solo tu tierna
y dulce mirada
acaricia mi alma
de aquella mañana,
que el recuerdo trae
y el paisaje muestra:
encarnadas flores
presas en la reja
saludan mi paso
y a mi corazón desangran.