Son cuarenta y cinco pétalos de rosa por cada año renacido, por cada año compartido. En la vejez del recuerdo reside el amor verdadero, donde las nieves del tiempo dejaron un sentimiento tan noble y bello, que solo algunos abuelos saben guardar el tesoro de tan maravilloso secreto, porque, han visto pasar la vida desde que amanece la mañana mirándose a la vez el dulce brillo de sus canas, mientras besan con amor todas las arruguitas de su cara; ¡Qué ochenta años no son nada! Si para él, ella sigue siendo tan hermosa a su lado que en sus bastones de carne y huesos apoyados, sueñan cada día que bailan por la cintura abrazados, mientras dibujan besos escondidos con los dedos de las manos...
J.S.C