Colgado del Cielo Añil,
en cada Mañana de Sol o Niebla,
pareces desde el Espacio
un Candente Globo Rojo.
Posees Verdes Valles,
Ríos Tumultuosos o Apaciblemente Lentos,
y Piedras Rotas de Montañas Impenetrables...
Ciudades Sucias...
Y Enmarañadas Telarañas
que enredadas, te Saquean....
En el Espacio de Refulgentes Estrellas,
con Ostensible Indiferencia,
Mundo, habitas....
Suspendido en el Tiempo,
sin Ayeres ni Pasado,
Muerta, tu Conciencia;
Eres la Vitalidad Desbordante del Orbe...
El Hombre Arquetípico
se proyecta en ti, Suspendido
y sin Saberlo,
en tu Insoslayable Esfera...
En un Firmamento
Cargado de Celestes Vientos,
Azules Brillantes,
y Carbones Negros...
Presiento tu Orgullo, Mundo...
Pero, piensa:
sólo eres una Pequeña e Impura
Molécula del Universo...
Desmembrena tu Orgullo, Mundo!.
(Y Allí, en ese Cielo Profundo,
Abrigada en ti, Planeta,
encontraré el final de esta Poesía)...
(Patricia)