Fue un 4 de mayo,
día primaveral,
cuando naciste,
flor del jardín familiar.
Brillaste como el aura,
llenando de destellos,
linda criatura,
nuestros senderos.
Desde entonces eres luz,
que irradias en tu transitar;
el milagro y la virtud,
que por siempre
te acompsñaran.
Nos sentimos alegres
por este nuevo despertar,
que con amor lo enarboles,
en la fe y la unión familiar.